Jordi Pope es el nombre artístico de Jordi Ponce Pérez, un badaloní de la quinta del 79 afincado en Monzón, donde tiene su laboratorio pictórico y ejerce de orgulloso “padre” de dos gatos.
Se formó como ilustrador y dibujante de cómics en la Escola Joso de Barcelona, academia donde aprendió, entre otras cosas, que la cara de tu retrato se puede plasmar de muchas formas distintas, además de poniendo juntos un seis y un cuatro.
En el campo de la ilustración, Jordi se autodefine como “todoterreno”, porque con todas las técnicas manuales se encuentra como pez en el agua y su estilo es camaleónico. Su obra, a menudo cargada de tintes inquietantes y originales puntos de vista, está influida por el surrealismo, el expresionismo y la cultura pop. Artistas contemporáneos como Bill Plympton, Jan Svankmajer, Robert Crumb, Frank Miller o Charles Bukowski son sus algunos de sus referentes, por no hablar de sus músicos de cabecera. Si empezáramos a nombrarlos, nos quedaríamos sin espacio.
Comprometido con la protección del medio ambiente y con diversos temas sociales, Jordi ha colaborado con entidades sin ánimo de lucro como Ecologistas en Acción, la Fundación San Antonio de Benagéber, que apoya a la tercera edad, y la Fundació Vicky Bernadet, para la que ilustró Les cortines d'aire, un libro infantil que ha servido como soporte a una campaña de prevención contra los abusos sexuales a menores.
En Monzón le conocemos por haber ganado, entre otros premios, el concurso del cartel de la FLA en su presente edición, por colaborar habitualmente con el fanzine El Motosierra y por ser miembro fundador de la iniciativa cultural La Madriguera de Historias, un punto de encuentro online donde personas que se dedican a la escritura y a las artes gráficas, tanto a nivel profesional como amateur, confluyen creando textos ilustrados. Actualmente, Jordi está volcado en diversos proyectos personales de los que esperamos pronto tengáis noticia y colabora con varios fanzines, sobre todo del entorno aragonés.